martes, 19 de agosto de 2014

MI FAVORITA





Hace un mes que no publico nada, y el mes pasado sólo publiqué una entrada. Eso no significa que no escriba, de hecho tengo multitud de documentos a medio empezar y guardados en una carpeta, además del TFM de mis culpas en el que se me está yendo la vida, pero desgraciadamente estoy incurriendo en uno mis muchísimos defectos; abarcar mucho más de lo que mi capacidad de organización es capaz de solventar, y es curioso, porque precisamente este año me he visto reflejada más que nunca en la mujer orquesta que hace treinta y seis años y ocho meses (aproximadamente) me dio la vida. Y es curioso, digo, porque mi madre tiene una capacidad organizativa y de ataque ante los problemas digna de los mayores estrategas de la Historia.
Es algo tópico y recurrente compararse con los progenitores y en la mayoría de los casos salir perdiendo. Está claro, que aunque en nuestra madurez nos está tocando pasar las de Caín, nuestra juventud ha sido mucho más fácil y llevadera que la de ellos. Así que si me veo sin fuerzas debido a mi pluriempleo jamás deseado, mis múltiples obligaciones adquiridas y no debidamente compartidas, mi interés sin límite por seguir estudiando, aunque sepa que no es muy probable que sea de provecho y que en todo caso es difícilmente compatible con el resto de quehaceres diarios, no puedo evitar mirar hacia atrás y ver a una mujer con mi edad que no sólo tenía las mismas dificultades que yo, sino que con total seguridad su vida era mucho más complicada que la mía.
Una mujer que con 36 años tenía una cría de seis (eso es absolutamente normal) con la que tuvo que luchar prácticamente sola, mientras trabajaba ocho diarias y se ocupaba de una madre con parálisis y un padre con alzheimer, hasta que consiguió con valentía y fuerza levantar un negocio para poder brindarle a su marido una segunda oportunidad y que así pudiese bajarse del camión que le impidió disfrutar de la infancia de su hija.   
Pero la historia de esta mujer viene de antes y continua hasta el día de hoy. Con 14 años empezó a trabajar y trabajando se pagó una carrera que en su época era algo a lo que no todo el mundo podía acceder. Ayudó a sus padres económicamente al igual que años más tarde, cuando su hija terminó una carrera que no le sirvió para incorporarse inmediatamente al mundo laboral, la siguió ayudando. Aún a día de hoy es el sostén de todos los que la rodean.
Ella tiene una fuerza sobrenatural que a mí, particularmente, me abruma.
Claro que tiene defectos, de hecho probablemente es la persona que con mayor facilidad me saque de quicio. Es mandona, un sargento que no deja ni un segundo de respiro a su tropa, pero que saca lo mejor de ella. No es dulce ni afectuosa, pero precisamente gracias a ese carácter he salido siempre de los charcos en los que me he metido. Ella no te da una caricia, ella te da un empujón, y sé que cuando no esté aquí para darme ese empujón, del que tantas veces me he quejado, todo me va a resultar mucho más difícil, de hecho algunos de los proyectos que hoy en día tengo en la cabeza me da pánico imaginar llevarlos a cabo sin ella a mi lado.

Soy licenciada en Historia del Arte y bibliotecaria y ambas cosas lo soy por vocación, sin embargo, a pesar de pasar la mayor parte de mi vida estudiando y admirando a genios, puedo decir con toda tranquilidad que a la única persona a la que admiro de verdad y a la que deseo parecerme es a mi madre.
De ese par de dos que me dieron la vida, a los que todo el mundo que conoce quiere, pero que por carácter y humor sienten casi siempre más afinidad con Joaquín, yo me quedo contigo.
Mamá, tu eres mi favorita, y no me da ni pena ni culpa reconocerlo. Os quiero por igual, pero tú eres mi favorita.

Ayer fue tu cumpleaños y yo, como siempre, llego con retraso.